29 noviembre, 2017

Y vuelve el buen tiempo, caigan gotas, caigan

Recuerdo que hace ya más de 11 años, incluso en esa primera bitácora que di de alta y que duró unos meses hasta que me cambié a blogspot, publicaba un post en el que me alegraba por el buen tiempo reinante esos días de verano de 2006.

Muchos me tildaban de loco por aquel entonces, pero sin duda hoy, tras periodos enormes sin llover, ya consideramos "buen tiempo" a lo que hoy hace, día tormentoso donde los haya, con más de 40 litros caídos por cualquier pueblo de nuestra geografía.

Por supuesto hoy los noticieros volvieron a hablar de "mal tiempo", cuando 2-3 días antes comentaban la escasez de reservas de agua en nuestros pantanos y la situación de seguía inminente. Como decía entonces: ¿Hipocresía?, no, más bien tontura..



Y así lloviendo discurrió el día, tras una noche tormentosa, seguida de una lluvia plácida, de esas que dan gusto al caer, sonando uniformes, haciéndote imaginar cómo las plantas absorben cada gota, cómo el aire se limpia a cada ráfaga, a cada garrafa de agua que cae, lluvia que se distribuye equitativamente, que todo lo refresca y que aplaca la polución y libera el ambiente de todo ese enrarecimiento. Lluvia que llena todo de charcos, que salpica, que embarra, que hace todo oler a humedad, a invierno, una estación que casi ni recordamos. Lluvia que impregna el parabrisas, que repiquetea en el techo del coche, que obliga a llevanos paraguas a todos, a comprar paraguas, a renovar el viejo paraguas, a usar paraguas por primera vez en años...

Lluvia que sigue cayendo toda la mañana, toda la tarde, dejando salir el sol de vez en cuando para hacer acto de presencia, lluvia que cae de nubes grises que todo lo vuelven taciturno, de nubes que oscurecen a las tres de la tarde el día, volviéndolo noche, de nubes que amenazan con romper, de nubes que tapan las sierras blancas, de nubes que recorren las vaguadas y los valles, de nubes que no se mueven porque saben que su trabajo es necesario esta vez.



Lluvia que desfigura los colores de los semáforos, sinfonía de refracciones y reflexiones, de gotas que dibujan arco iris de colores, de puros verdes, amarillos y rojos, colores hoy vivos, ayer tristes y desilusionados. Hoy la lluvia nos da una nueva ilusión, la ilusión del que sabe que no todo está perdido, la ilusión de una enésima oportunidad de volver a nuestro ser, a ser nosotros mismos, a dejar de ser egoístas con el planeta de una vez por todas, no sea que esta sea la última que tenemos...

Y así, hoy ha vuelto el buen tiempo, y mientras me seco los calcetines y siento los bajos de los pantalones chorrear, las llamo en voz alta y les digo: ¡caigan gotas, caigan!

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