13 abril, 2017

Mi experiencia con los catalanes

Los catalanes son esos señores y señoras españoles y españolas que viven debajo de Francia y en el nordeste de la península ibérica.  Cataluña es conocida por sus butifarras y su pantumaca, por el Barça, la Sagrada Familia, Port Aventura, Dalí, Gaudí, Miró, la Caballé y el 3% de Pujol. Cataluña tiene a la sardana como baile regional, tiene costa y montaña, tiene un idioma oficial propio aparte del castellano (el catalán, que viene a ser una lengua parecida al francés mezcladon con castellano) y una creciente cantidad de población que piensa que siempre fueron una nación independiente y que fueron invadidos por España en 1714, por lo que quieren independizarse, dado que les irá mucho mejor solos...

Bien, esta semana he estado con ellos allá arriba, donde el adiós de toda la vida es un adeu y las gracias son un merci, donde los buenos días son bon dia y las 'mijillas' granaínas y los 'chispos' porcuneros son miquetas (de hecho es fácil distinguir a un grupo de catalanes fuera de Cataluña porque si esperas unos segundos alguno siempre dice "... una miqueta ...", y lo digo por experiencia de varias veces).



Antes de ir pensaba que posiblemente me las tendría con alguno, quizá independentista cerrado de los de manual, aunque también pensaba que allí seguramente catalanes de pura cepa pocos, y que todos serían extranjeros turistas, inmigrantes de fuera de España o inmigrantes de segunda y tercera generación, seguramente muchos incluso de Porcuna o pueblos similares, ahora obviamente los más independentistas de todos, porque... "si ahora vienen marroquíes y argelinos a trabajar aquí pueden quitarme el puesto, así que yo soy el más catalán de todos, y de hecho, haciéndomelo pareceré lo más integrado posible, que es lo que quiero... y que así no me vean tan inmigrante como a ellos".

Una vez vuelto a tierras andaluzas, a ese lugar en el que todos querrían estar, españoles y extranjeros, y en el que todos intentan pasar su jubilación, os voy a contar mi experiencia con estas gentes extrañas del norte, descendientes de la Corona de Aragón, aficionados del Barça.



La llegada quizá fue más accidentada de la cuenta, cuando -aún en Aragón- intentamos encontrar un sitio para comer a las tres y diez de la tarde en Alcañiz, ciudad motera donde las haya. Cuidado, es misión casi imposible, pues recorrimos todo el centro rodeados de camareras tirando la basura, de bares bajando persianas y cocinas cerradas. Ante nuestra indignación y pensamiento de "Alcañiz is not Spain" (en Granada mucha gente sale a esa hora a comer), al final pudimos en el restaurante de un céntrico hotel, en la plaza más turística del pueblo. Como curiosidad, días después anduvimos por Mollet del Vallés, donde también está el otro circuito de la zona, ya en nuestro destino final.

Una vez en Cataluña, nos sorprendieron las banderas de la estrellica, esteladas independentistas que gobiernan muchas rotondas y muchísimas plazas mayores. El primer pueblo que visitamos fue Tárrega, donde en el Ayuntamiento se disculpan por haber tenido que poner la bandera de su país en el balcón... "la bandera estatal penja on aquest ajuntament per imperatiu legal". En general todo el mundo hablando catalán salvo extranjeros y turistas, de hecho podríamos decir que en todo el viaje no hemos escuchado a ninguna persona mayor de 65 y menor de 10 años hablando castellano, salvo extranjeros, hecho curioso.



Problemas lingüísticos pocos, a pesar de que la mayor parte de carteles están sólo en catalán, incluidos folletos, anuncios, carteles informativos o menús de restaurantes. En este sentido destacaremos un restaurante de Figueras donde la dueña nos tradujo toda la carta sin que se lo pidiéramos y donde nos insistieron en que preguntásemos lo que no entendiéramos. Como esperaba, habiendo dinero de por medio y siendo clientes, al final es normal que no haya problema alguno y así fue.

Quizá los lugares más "hostiles" para el no independentista fueron el propio Tárrega, Vic (con muchos mensajes en la plaza mayor) y Cervera, aunque en muchos pequeños pueblecillos rezaba bajo el cartel de entrada un "Municipi per la independéncia" o algo así.





En cualquier caso, al final imaginemos que en nuestro pueblo tuviéramos un lenguaje propio y llegara gente de fuera... lo normal sería que al llegar estuviéramos hablando en nuestra lengua, y al ver que nos hablan en castellano cambiáramos a castellano... es lo que hacen los catalanes, no hay que darle más vuelta, ellos lo hacen, e incluso los gallegos, vascos o valencianos, no pasa nada, es como cuando un gaditano intenta pronunciar al menos el 30% de letras de las palabras para hacerse inteligible, no hay que darle más vueltas y sí agradecerlo en demasía.

Ahora además de nuestro idioma sabemos lo que son el mató (requesón) y las amanidas (ensaladas), las begudas (bebidas) y que la eixida es la salida.



Como conclusión, creo que en un enorme porcentaje, el sentir independentista está provocado por los políticos y sus decisiones, y en otro gran porcentaje por tener un idioma propio distinto del del resto de España. Estoy casi convencido de que si todos los españoles supiéramos hablar catalán, jamás Cataluña se independizaría. Como no es el caso, no dudo que en un abrir y cerrar de Referéndum infinitos, al final, dejarán de estar con nosotros. Por nuestra parte, ya hemos visitado esa bonita región española: Catalunya.

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