27 junio, 2014

Las niñas no mueren, es imposible

Ayer se nos fue una niña al cielo, ayer se nos perdió un ángel inocente. No puede ser.

Ana María no puede ser una niña, pues las niñas no se mueren de viejas.

No mientas Ana María, no te dejo, no puedes, no debes...

En algún momento tuviste que crecer, tuviste que matar a la pequeña que llevabas dentro.

Quizá lo olvidaste, quizá lo negaras 3 veces, pero no puede ser verdad.

Ana María, tú no podías tener una niña dentro, no podías ser aquella.

Ana María, tú ya no eras una niña, dímelo, reconócelo abiertamente, no lo niegues.

Claro que se puede ser una niña de cabellos plateados, de piel arrugada, se puede.

Claro que se puede ser una niña de rodillas quebradizas y artríticas, es el tiempo.

Claro que se puede ser decrépito por fuera, pero infantil por dentro, pureza inocente.

Ella siempre dijo que tenía dentro una niña de 12 años y yo me lo creí.

Ana María, mentirosilla niña preadolescente, mentirosilla anciana casi nonagenaria.

Ana María Matute se nos fue para siempre, se nos fue su promesa, se nos fue otra posible niña.



Ana María, creciste finalmente, las niñas no mueren, no pueden, es imposible.

Adiós Ana, adonde vas también podrás ser una niña, pese a que al final, como todos: creciste.

Promesa rota, hecha a Peter Pan, a un Peter Pan cincuentón, tiempo, tiempo y tiempo

Tiempo que gana, niñas que peinan canas, siempre perdemos la batalla pero aún hay esperanza.

Ana María se nos fue, y muchos aún soñamos con que en algún momento mintió,

y no era ya aquella niña, en algún momento creció, y por eso aún hay esperanza.

Porque las niñas no se mueren, no pueden morir, niñas como ella nunca mueren, es imposible.

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