08 junio, 2012

El Celta de Vigo otra vez en primera división

De pequeño, cuando decía que mi padre era del Celta, todos me miraban un poco raro. Los padres de todos los demás niños eran del Real Madrid, salvo uno o dos, que eran del Barcelona o quizá del Sevilla o Betis. Incluso alguno del Atlético de Madrid me podría encontrar. En todo caso, por tanto y por imitación, la mayoría de mis amigos eran del Real Madrid.

¿Por qué uno se hace de un equipo? A veces por imitación, por simple simpatía a unos colores o a una afición, por idolatrar a un determinado jugador o entrenador, por una determinada época en la que jugaron bien, por obligación, por ser el equipo de tu ciudad o ser el más cercano, o como la gran mayoría de las personas se hacen de un equipo: porque es el mejor o porque gana.

Este último no es mi caso (otra rareza), ya que no me hice del Madrid, y por supuesto no es el caso de mi padre.



Mientras escribo estas líneas suena la Rianxeira, himno oficioso del Celta, celebrando su ascenso a Primera División, y recuerdo cómo me contaron el comienzo de esta historia. Mis hermanos, de pequeños, allá por los 70 llevaron a mi padre un póster o calendario del Celta que les había tocado, diciéndolo "tú vas a ser del Celta". Mi padre, para no llevar la contraria, calló y otorgó... Y así 40 años...

Y claro, a mí me llegó ya la historia con poso, como una tradición ancestral que mantener, y de pequeño ya recuerdo pincharle a mi padre cuando el Celta perdía o felicitarle cuando ganaba. Ya en mis primeros álbumes tenía cariño a ese equipo, y también a ese color celeste.

Recuerdo incluso con tristeza el fallecimiento de su Gerente, cuando yo tenía 6 años (me enteré por una radio chiquita en un olivar), y por supuesto las gestas de sus grandes goleadores, que quedaron en algún momento también en la memoria de mi padre (Baltazar, Juan Sánchez, Karpin, Mostovoi y sobre todo Gudelj). En algún momento descendió pero volvió pronto a primera, hasta que con la llegada de Víctor Fernández y Jabo Irureta subió al cielo, a Europa y arrasó ganando a los grandes (paliza 7 goles a la Juventus incluida), con seguramente el mejor fútbol que se había visto en años en la liga española, recordando a los mejores Deportivo de la Coruña o Villarreal y sólo por debajo quizá del gran Barça de Guardiola. Lideró la liga y amenazó con ganarla, pero al final no pudo ser.

Luego llegó la Champions y la eliminación en octavos de final, que precipitó los acontecimientos dando con sus huesos en segunda. Lo cierto es que fue un añito en el infierno, culminando el ascenso clasificándose de nuevo para Europa, lo que precipitó un nuevo descenso en 2007. Desde entonces, el Celta ha estado en segunda, en un sitio que no es el suyo.

Ya comenté cuando hablé de Mi Padre en un post que casi tiene 2 años, que era seguidor del Celta, cosa rara en Porcuna, ya que sólo estaban él y la esposa del alcalde L.C. Funes.

Esta semana, nuevamente como en varias ocasiones más, llamaré de nuevo a mi padre y le diré: "Papá, enhorabuena, que ha subido el Celta a Primera", ¡y por muchos años!

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