13 octubre, 2011

Un poquito de por favor, algo de educación

Ya dijo alguien antes que yo que cada vez resulta más inusual que alguien, al interpelar a otro en busca de un servicio o una información, recurra al uso de la partícula "por favor", y por supuesto también es difícil encontrar a alguien que al entrar a un lugar pronuncie un cortés "buenos días".

No sé si será por la dura educación (y no siempre mala) que dieron a nuestros padres o abuelos; dureza, producto de la cual, nosotros hemos sido educados en todo lo contrario, quizá para que no sufriéramos lo que ellos. Ni tanto ni tan calvo, véanse si no esos niños maleducados que no tienen respeto ni a sus propios padres, ni a sus abuelos, ni a unos completos desconocidos; esos niños carne de reformatorio y Alcalá Meco que ahora pululan por las calles, título de ESO en mano algunos, otros ni siquiera eso...

No estoy hablando de un nuevo Renacimiento, de una nueva escena de honor e hijosdalgos, de hombres corteses y lozanas señoritas ruborizadas, de gallardos caballeros que se quitan el sombrero al cruzarse con otro y que jamás atacarían a nadie por la espalda. No hablo de "disculpe madmuasel", ni de "oh, las señoritas primero". Tampoco se trata de ir diciendo por la calle como bobalicones "buenas", "con dios", "hola" o "buenas noches", no, simplemente hablo de educación, de algo que pocos recuerdan lo que era, pero que en el fondo podría hacernos la vida más feliz a todos. Ejemplos malos podemos dar cientos cada uno, yo daré varios que he visto y apuntado a lo largo de un tiempo, que hoy en día ya son normales, pero que harían revolverse en su tumba a grandes caballeros de nuestra historia no tan reciente, y por supuesto a grandes mujeres, claro:

-Una anciana está sentada tan tranquilamente en un banco, cuando se le acerca un grupo de 4 adolescentes, seguramente de instituto. Una de ellas le suelta un ordinario: "Oye, perdona, ¿me pues decir la hora?". Sí, increíblemente a pesar de los 80 años aproximados de la anciana, las niñatas no son capaces ni de tratarla de usted, ¡genial!

-Un niño de 4 años va con su madre por la calle, algo ofuscado. De repente se cruzan con un caballero de unos 45 años, y el niño va y le arrea una patada en la espinilla... En fin, el niño estará acostumbrado a hacerlo, y la madre también a verlo, pero no deja de ser increíble la tranquilidad con la que la madre no llega ni a pedir perdón, sólo acierta a balbucear un "críos". El caballero, seguramente flipándolo, aunque ni sabiendo qué significa esta palabra, balbucea también un "tenga cuidado" o algo así. ¡Sí, la palabra perdón no existió en la escena! ¿Culpa de algún guionista despistado? No, culpa de la educación de una madre de unos 40 años que le transmitirá directamente en vena a su hijo, que ya apunta maneras.

-Entro una mañana en una pequeña oficina bancaria, en la que hay unas 6 personas haciendo cola y el empleado del banco. Nadie se da la vuelta al escuchar la puerta, que tiene que abrirme el empleado desde el botón que tiene. De pronto digo en tono alto: "Buenos días"... Y como dice una amiga: ¿vosotros me contestasteis?, porque las 6 personas que hacían cola, no. Esto, algo impensable hace unos años, hoy es lo más normal. Ah, y había personas de más de 60 años en la cola también, supongo que ya acostumbradas a pasar del resto de la gente.

-Yendo el otro día en el bus urbano, pasó uno de esos caso habituales en el que el bus comienza su marcha para abandonar la parada, a la misma vez que llega corriendo una persona que no quiere perderlo, haciendo aspavientos al conductor. Si se da el caso de que el conductor no para, pese a que es una maniobra considerada peligrosa, es un verdadero "gilipollas" (con perdón), como he escuchado alguna vez a la que venía corriendo. En fin, el otro día el conductor paró, abrió sus puertas, y entró una mujer de unos 35 años, que no dijo una palabra, validó su tarjeta y se retiró al fondo del bus. Todo sin mediar palabra, sin decir un obvio "gracias", o un simple aunque insuficiente "hola". ¿Qué educación es esa? Pues ninguna. De hecho, ya no hablamos de educación, es que aquí el "gracias" salía solo... 
¿A qué tipo de sociedad vamos a llegar, en la que ayudar a alguien es lo normal y no hay que decir nada, y si no se le ayuda eres un "gilipollas"?

-Luego están los casos de las personas que piden en la calle, que seguramente también eran más educadas antes. El otro día vi a una gitana insultar a unos turistas que no cogieron su chantajista ramita de romero (que de hecho no era ni romero), y esta semana, yendo con una amiga, una tipa con pinta sospechosa nos cuenta una historia extraña típica para que le demos unas monedas. Ante la posibilidad de que la individua tuviera navaja o a saber qué, seguimos hacia adelante sin hacer mucho caso, tuviendo que escuchar a esa miembra de la sociedad decirnos un "bribones", que más que nada me causó gracia, pero que también adolece de educación en grado sumo.

En fin, no me extiendo más, pero sí puedo dar algunos lugares en los que algo de educación sí que queda, aunque en algunos casos sea la más hipócrita de las educaciones:

-Tiendas y establecimientos comerciales varios, donde, proporcionalmente al precio con el que venden sus productos, puedes ser tratado incluso de "milord", "caballero", "sir" o "majestad", y donde a cada segundo se escuchan "por favor", "disculpa", "gracias" y similares, pronunciados por la misma gente que luego en la calle son exactamente como los maleducados que he comentado antes. Sí, educación hipócrita, pero al menos educación.

-Cartas, twits, emails, carteles y demás, donde la idea es venderte algo, y en los que se suele tratar al desdichado receptor con bastante educación, aunque claro, eso es porque para ellos es un posible cliente, que si no, nada.

-En los pueblos. Sí, en los pueblos, y más concretamente en los pueblos andaluces de toda la vida, como Porcuna, por ejemplo, que es uno de los casos que conozco, donde es normal saludar a la gente por la calle, y decir "buenos días" al entrar a los sitios, o "buenas noches", o incluso aunque se está perdiendo: "gracias". Exacto, esos garrulos pueblos de España llenos de gente sin apenas cultura ni estudios, son infinitamente más educados que la ciudad, llena de supercultos licenciados incapaces de pedir algo "por favor".

-En ambientes de alta sociedad, o pijos o como se diga, donde igualmente por hipocresía se tratan así, aunque luego despotriquen los unos de los otros y se lleven a muerte, en fin, algunos son como son.

Mi conclusión es que la educación se pierde, cada vez más, y es algo casi irremediable, cuando ya casi da vergüenza decir un no muy educado "hola" al entrar a un sitio. En fin, nos quedarán los pueblos, uno de los últimos lugares donde queda educación, y donde la educación aún no es hipócrita sino que sale sola.

Gracias por escucharme, disculpen mis modales y algunas palabras feas que he debido incluir, y por favor, difundan este post entre sus conocidos, para que sepan lo importante que es la educación.

2 comentarios:

A dijo...

Hola. Comparto esta sensación de frustración que comentas. Se trata de un hecho bastante significativo sobre el deterioro de la comunicación social, pero desde mi punto de vista, creo que la raíz no está en la educación, sino en la humanidad, el respeto y la solidaridad, que con la enseñanza de éstas se conforma la educación.
La ciudad, simplemente por su naturaleza, no es un buen escenario para las relaciones sociales ya que a pesar de convivir con más personas, la individualidad y su aislamiento se producen con mayor facilidad, eliminando así el sentimiento de pertenencia común, que produce a su vez un desafecto que desemboca en una inevitable hostilidad, que traducida al día a día, es ni más ni menos que todos esos ejemplos que has citado, y que seguro hay muchísimos más.
Dicho esto, es evidente el porqué de esa mayor educación que existe en los pueblos, frente a la poca urbanidad que se da en las ciudades. Aunque creo que no te estoy diciendo algo que no sepas.

Comentando algún ejemplo de los que has sido testigo, personalmente puntualizaría que utilizar el "usted" no viene dado por la edad de la persona, sino por el respeto que se le debe, o por el distanciamiento que conlleva dirigirse a alguien desconocido. En mi caso particular, los mayores sinvergüenzas con los que he tratado han sido personas mayores. Y precisamente su edad, es la determinante de que su grado de sinvergonzonería sea mayor, ya que carecen de ignorancia (por lo menos del tema tratado).

Sobre el tema del bus, hay que decir que los conductores de Granada son unos auténticos "malafollás", y si en todos lados hay sinvergüenzas, en la Rober de Granada parece que hay más. En otras ciudades, tienen más hospitalidad y respeto. Eso sí, este dato no quita que el pasajero que se subió al autobús in extremis, debería de habérselo agradecido al conductor. En alguna ocasión he tenido que criticar, y confieso que de muy mala manera, al conductor de un autobús, sin embargo he tenido que dar muchos más gracias, eso sí, la mayoría no porque se los merecieran.

Por último, me gustaría compartir la indignación de saludar cuando se entra a algún sitio donde hay gente y que ese saludo sea ignorado, personalmente me resulta humillante, y no en pocas ocasiones suelto un ¡qué poca educación!. Cuando pasa esto, la falta de respeto de los presentes transforman mi descaro en un simple atrevimiento.

Saludos y gracias por tus opiniones

Javi dijo...

Gracias por tu comentario, sobre todo por su coherencia, elaboración y buen análisis del tema.

Como dices, la ciudad es más proclive a esta deshumanización, y creo que seguramente si siguiera viviendo en un pueblo, no habría escrito el post.

Para mí es más cuestión de que si todos tuviéramos algo más de educación, modales, urbanidad, simpatía o como se quiera llamar, en el fondo nuestro día a día sería no sé si mejor, pero más luminoso, más cálido y más humano. No se trata de fingir, pero sí de ser más capaces de abrirnos a los demás, cosa que claramente en la ciudad pasa menos.

Respecto a los que no saludan cuando les saludas, pues me parece incomprensible y escandaloso. Es cierto que a veces uno no saluda al entrar a un sitio, por timidez o corte, por si acaso no te contestan, pero a mí por ejemplo jamás se me ocurriría no devolver un saludo...

Lo dicho, gracias por tu opinión, y nos leemos también en el twitter.

Un saludo