20 julio, 2006

Y por fin huyo

Desde hace más de 10 años me pregunto, como todos, sobre los sentidos de las cosas, de la vida, del mundo, de nuestra propia inteligencia, incluso el sentido de las corrientes marinas o las danzas rituales de los muflones.

Desde entonces he llegado a algunas conclusiones, pero también a una última conclusión, y es que seguro que alguien llegó antes que yo a todas ellas, y por desgracia (o suerte), seguramente nunca nadie responderá a todas esas incógnitas.

Lo seguro es que no controlamos ni el 1% de nuestras vidas, que son simples motas de polvo ante el huracán del devenir del Universo y el paso del tiempo, donde una leve brisa cambiaría nuestro futuro para siempre.

Es duro cuando las personas te fallan y lo único que puedes hacer es perdonarlas; y aunque lo deseas, tienes miedo de que vuelvan a hacerlo y de que eso no te permita seguir como antes. Lo peor es cuando algo que no puedes controlar cambia tu vida; lo mejor es cuando lo que quieres sí es cambiarla...

Al grano: Tras un año en el que he experimentado emociones inéditas y repensado antiguas y nuevas ideas, llegué a un estado de ansiedad, en el que todo lo conocido me era hostil y los muros de la ciudad se me venían encima. Lo he dicho ya varias veces en estos meses, y es que necesito huir del país. Deseo llegar a un lugar donde a nadie le importen mis dondes, cuandos, comos y porqués, sino sólo lo que soy y lo que siento. No se trata de empezar de nuevo borrando del mapa todo lo anterior (intentando sacar de mi cabeza algunas cosas, algunas personas), porque huir es de cobardes; pero ya que este año tampoco podré hacer el Camino de Santiago (por circunstancias que aún no me explico), buscaré el misticismo, la magia y la meditación en cualquier otro lugar.



Finalmente lo he decidido: esta semana cogeré un bus, cruzaré los Pirineos y luego, Dios dirá...



Espero volver a ver pronto a todos los que significaron algo para mí, en especial a varias personas, y que esta aventura me sirva aunque sólo sea para ir matando el tiempo (mientras él me va matando a mí). Quizá en agosto vuelva a enviar algún otro mensaje en esta botella, a mi estilo, sin importarme si alguien lo lee o no, que así pensaba hace 7 años que debía ser mi bitácora (cuando ni existían), sólo mensajes al mar...

.Bon voyage.

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